lunes, 17 de marzo de 2008

Umbilical (II)


Eres la única a quien le dolí
y a nadie más que a ti te duelo.

Por un inmenso amor agradecido,
porque no permitiré convertirte
en la talla de un luto insuperable
- viví en ti, bebí de ti, me alimenté de ti,
pero no me traje guardaditas en el bolsillo
tus miguitas de esperanza, nací pobre
por torpeza-
voy a esperarme a que estés muerta
para obedecer a ese filo que me reclama
como parte del no ser.
Voy a esperarme, mamá, te lo prometo,
a sellar en mis manos la otra ausencia,
no serás tú quien limpie la sangre
que encharque el suelo de tu casa
y la memoria umbilical.





2 comentarios:

Isisbe dijo...

Sí, en cierto modo es como lo que decía Peri Rossi, ¿recuerdas?

"Querida Mamá

¿cuándo te morirás
para que yo pueda sucidarme
sin sentimiento de culpa?"

Las madres... siempre sufriendo nuestro dolor.

Un abrazo violeta

Cecilia Sainte-Naïve dijo...

Entonces comprendí que cristina, bajo la aparente fachada de mujer que sólo conoce o ansía la felicidad de la carne, es noble frente al dolor de los demás.

mamá, mamá, suicidarme sin sentimiento de culpa...(mamá, mamá, nunca hacerte sufrir, aunque sufro)