miércoles, 9 de abril de 2008

De día


Un mosquito de manos gigantes
se encaprichó de mis venas,
el muy estúpido no intuía
que soy una niña tóxica.

Voló, voló, voló
sin mí.
(me ha dejado con las ganas,
de qué me vale esta sangre)


2 comentarios:

Carz dijo...

Hay más mosquitos de manos gigantes que longanizas.

Ya vendrá algún vampiro (o una ambulancia de la campaña de donación de sangre)

Un beso.

Chayo dijo...

Qué bueno lo de "la niña tóxica"...
¡¡Me encanta!!!