lunes, 14 de abril de 2008

La mujer de manos frías


contó hasta nueve

- iba arrancándose

las hojas con los dientes-

esperó, esperó y esperó,

no venías, no aparecías,

y se guardó un último dedo

con el que poder arañarse

por idiota, idiota, idiota

que se creyó que a ella también

le llegaría el turno de tenerte


2 comentarios:

Carz dijo...

Y así fue como la mujer de manos frías se convirtió en la mujer de un deseo.

Pero el deseo no es idiota, es sólo deseo.

Un beso.

Cecilia Sainte-Naïve dijo...

deseos insensatos, deseos descabellados, deseos ridículos, deseos atrevidos, deseos desconsiderados, deseos arriesgados, deseos moribundos, deseos renacidos, deseos soterrados, deseos provocativos, deseos camuflados, deseos minusválidos, deseos hirientes, deseos carcomidos, deseos inesperados, deseos inconfesables, deseos asfixiantes, deseos prometidos, deseos insólitos, deseos corrientes, deseos de deseos del deseo del deseo