La melancolía en Bélgica son los esbeltos árboles desnudos,
los ojos de carbón y agua, las maravillosas nubes de Magritte,
el corazón verdísimo y silencioso,
los versos de Verlaine cuando il pleure dans mon coeur
comme il pleut sur la ville
y tu nombre que nunca se borra, que vuelve cada vez
(también aquí, mi obsesión susurrándote en otro idioma)
que siento el traqueteo del tren retumbarme en las entrañas.
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