Ha deambulado por los espacios
del frío
desnudareclamando la piel del otro.
Ha lamido la herida abierta
para saber si podía sangrar.
Errática y raquítica,
huesos deshilachados,
ha olvidado para qué servían
sus pies, sus manos,
y por qué una mañana de lluvia
le dieron un nombre
y su abrigo.
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