Creía que solo me querían por mis ojos. Por eso un día, para poner a prueba mi sospecha, me los arranqué y los arrojé al viento (cayeron rodando a la zanja, por el sonido de su música sé que no fueron muy lejos). Ciega, no he podido agudizar el tacto. Aunque sentí como ya sin ellos, aquellos reclamantes del deseo se fueron marchando. Alguno tardó un poco más de lo esperado, lo hizo a tientas. Ya no queda nadie, soy capaz de oler el abandono.
(Y qué estúpida idea mutilarme por una nada que ya existía)
2 comentarios:
Le comenté:
-Me entusiasman tus ojos.
Y ella dijo:
-¿Te gustan solos o con rimel?
-Grandes,
respondí sin dudar.
Y también sin dudar
me los dejó en un plato y se fue a tientas.
Palabra de Ángel
Lo sé. Alguien me lo recitó muchas veces...
Acabo de recordarlo.
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