(Descenso en Legnés Central)
Ya no soy más de lo que he sido.
Me he vaciado en una tromba de agua
al contacto con el primer abrazo.
He dejado mi piel muerta
de finales de verano
bien lavada, bien tendida
al sol de los días desamparados,
bien lavada, bien tendida
para que nadie tenga nada
que reprocharme.
Todo y poco más por hacer
cuando el tiempo se ha cortado de golpe.
Poco más, pero serpentear
por todos los recuerdos
y helar mi sangre hasta la nieve
para que nunca más esta tristeza,
Y helarme la sangre hasta la nieve,
hasta congelar en grado cero
todo lo que he sentido,
porque no quiero perder este temblor
que fue tan bello.
Y eso es todo y poco más por hacer,
mientras espero el otoño
tejiéndome tejidos nuevos,
remplazando la piel que dejé colgada
por trocitos
en los tendederos de todas las guaridas.
Mi piel muerta de fin de verano
me ha dejado tan desnuda, tan sensible,
tan nuevamente sola.
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