PARA QUE NO PUEDA PENSAR QUE LA HE OLVIDADO
No olvides decirle
que la recuerdo en las escaleras del tren
con el atardecer inquieto
mordiéndole desesperadamente la cintura.
(LLegada a Dublín, 1998)
Late, late, late, pequeñísimo corazón de un pájaro al borde de su rama precipicio.
4 comentarios:
Joyce tiene algo de esa furia y creo que no sólo es por Irlanda
Poco importa que piense que no la ha olvidado: lo importante es que sienta que la recuerda.
El pensamiento hace sumas, calcula trayectorias o diseña casas. A veces, emboscado, consigue manipular los sentimientos, pero una contracción brusca del estómago los devuelve a su naturaleza en bruto.
Pero todo esto es evidente cuando se llora.
sólo quería pensar que todas las despedidas en tren eran mías. Y también el monopolio de las evocaciones.
Siento decirte que esos versos los hubiera podido escribir yo si tuviese talento. He conocido esa despedida.
Un abrazo
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