domingo, 24 de febrero de 2008

Las dulces punzadas



Me has llenado el corazón de alfileres
(bien prendido, te imagino en tu minuciosa labor de artista aventurero
que quisiera restaurar un patrimonio derruido),
pero no sé contra quién he de actuar.




3 comentarios:

Fernando dijo...

Piensa que cada vez que alguien te lée, te arranca un alfiler y, espero, sin dolor.
Besos

Cecilia Sainte-Naïve dijo...

muchas gracias, fernando, aunque estos alfileres no me duelen, todo lo contrario, me han hecho sentirme viva de nuevo

Carz dijo...

El corazón helado de Cocò en una cereza helada, con su hueso helado, prendido de alfileres que hacen de antenas para recibir las minúsculas transacciones que irradian (e irrealizan) ciertos sentimientos.

Pequeñas descargas que lo desfibrilan, ajustando el pulso del verano de los territorios franceses del sur a este invierno extremo y duro. Y, mientras suena el Ave María que nos regaló, sonrío al contemplar sus serenos arrebatos.

Se acaba la música, pero podré volver a escucharla hasta que te decidas a regalarnos más, sin necesidad de actuar contra nadie.