Árbolmente te quiero.
Turbiamente, grismente
te quiero.
Como una ambición vital
que me altera la savia,
que me deshoja cuando te pienso
enredándote en mi capricho.
Tenerte cada estación
y no concederte mi vida.
(Subterránea)
Late, late, late, pequeñísimo corazón de un pájaro al borde de su rama precipicio.
3 comentarios:
Una vida sin concesiones.
¿Existe algo parecido?
(no digo igual, sólo parecido)
què hermoso poema, algo en mì sintiò tambièn deshojarse al leerte, pasa cuando entro a tu espacio.
aun se te recuerda Cesz, un beso.
nosé, carz, ¿una muerte sin concesiones? era una idea demasiado ambiciosa e inviable, pero...
muchas gracias bela, también yo me sigo acordando de ti.
un besazo
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