martes, 7 de julio de 2009

En la ciutat


(Viernes 3)

Luciérnagas alborotadas en mi pecho.


Un murmullo acompañando su luminoso

vuelo




* * *

(Sábado 4)

No dice nada, no puede verbalizar

aquello que siente.
El corazón bombea tan rápido
que entorpece el canto, la palabra.
Triste y tonta, llora un poquito,
no sabe distinguir el amor
de un ciempiés viajero
que le acompaña en su mal presentimiento.
Mira la piedra, la aprieta, aún no dice nada.



* * *





(Domingo 5)

El largo camino hacia el desastre

ha cansado a las luciérnagas,
las ha matado.
Vuelvo a ser un cuerpo enamorado
que ya no tiene luz.




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