(Viernes 3)
Luciérnagas alborotadas en mi pecho.
Un murmullo acompañando su luminoso
vuelo
* * *
(Sábado 4)
No dice nada, no puede verbalizar
aquello que siente.
El corazón bombea tan rápido
que entorpece el canto, la palabra.
Triste y tonta, llora un poquito,
no sabe distinguir el amor
de un ciempiés viajero
que le acompaña en su mal presentimiento.
Mira la piedra, la aprieta, aún no dice nada.
* * *
(Domingo 5)
El largo camino hacia el desastre
ha cansado a las luciérnagas,
las ha matado.
Vuelvo a ser un cuerpo enamorado
que ya no tiene luz.
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