lunes, 21 de enero de 2008

Niña fea e insomne


Perdí el día de ayer, perdí el día de antes de que fuera ayer y el día del día de antes de antes muy antes de todos los ayeres. Perdí todos los días de mi vida hasta donde me alcanza la memoria.

A los tres años tuve más valor que veinte hombres de treinta (aunque he conocido muy pocos hombres de treinta que hayan tenido valor) y me bebí de un trago el futuro que entonces sabía a caramelo de fresa. Malditos tubos, malditos médicos, malditos padres, se empeñaron en hacerme vivir.

He perdido muchos días y ahora insisten en regresar (no sé qué buscan, a qué viene ésto) abarcando uno por uno cada hora en la que me maltratan con recuerdo e insomnio, torpe, extremamente fatigada, triste y fea.




No hay comentarios: